Jairo Robinson
Construyendo el jardín de sernderos que se bifurcan.

Ante la totalidad de la incipiente obra de Robinson siempre me pregunto: ¿Por qué un pintor de alto oficio para la figuración se inclina hacia un arte no representacional? Quizás una respuesta pueda ser la insatisfacción de lo conseguido. Otra pueda ser el ansia de la libertad a favor de la creatividad plásticamente plena. Veamos: Al iniciar su época de formación en la Escuela Nacional de Bellas Artes sus trabajos eran planos en los cuales estaban inmersos objetos, siluetas, figuras reconocibles. En la etapa formativa en la que debía solucionar texturas, volúmenes, desnudos, Robinson no conseguía lo que deseaba a pesar del buen resultado desde el punto de vista técnico de lo logrado. Ambicionaba más: si pintaba piel necesitaba sentir el pigmento como tal evitando caer en el acabado fotográfico que quita fuerza a la pintura. Una vez que resuelve los problemas propios de su formación, su atención recae en la aplicación de sus intereses abstracto-geométricos en los principios formales académicos. En sus palabras: “Querer unir mis planos de color con la obra académica” Estos intentos se evidencian en desnudos en los que el cuerpo se aborda académicamente mientras la geometría del fondo del cuadro se muestra distante cual mero elemento compositivo y no integrado con el motivo de la obra como sí resolviera Frantisek Kupka en telas como: “Planos por colores, gran desnudo” de 1910. Posteriormente, Robinson, se aboca a desmarañar efectivamente aquella geometría como tema central de su obra, dejando atrás la figura. Se enfrasca desde entonces en una abstracción cimentada en pequeños diseños que luego reproducía -como el mismo afirma- en un 90% fidedignamente. Este hecho -prácticamente copiar su propia obra a escala- lo frustra; en palabras del pintor: “mi trabajo en aquel entonces me resultaba algo pesado; ahora reconozco que carecía de espontaneidad, de fluidez. Es así que para esta muestra correctamente llamada: “Construcciones” Robinson apela a su instinto, a la creatividad pura a favor de las composiciones en sí mismas y no como resultado de ensayos previos. Robinson declara sus influencias y uno entiende qué elementos de éstas ha tomado, consciente o inconscientemente, para su producción. De este modo se evidencia que de Beatriz Milhazes conserva la predilección por una figura geométrica en particular, de Maria Elena Vieira Da Silva encontramos el tramado, de Regina Aprijaskis la pureza del color, el peso de la textura –empero recordemos que tuvo un periodo figurativo cuyo ejemplo se pudo ver en la reciente exposición de Sabogal mostrada en el Centro Cultural Peruano-Británico- de Sarah Morris, la línea definiendo los planos de color. Si en las series “Miembro es un objeto” y “Bosques” emplear el término abstracción nos acercaba a las propuestas de Robinson, esta nueva serie “Construcciones” tiene que ver más con el denominado Arte Concreto, pues, el artista no parte de una realidad de la cuál abstrae en pro de la composición pictórica, sino que se enfrenta al lienzo desde un aspecto absolutamente mental y emocional. El cuadrado es una forma que no existe en la naturaleza a diferencia de la circunferencia, el triángulo y la elipse. El cuadrado, forma que existió a partir de una construcción mental del ser humano, es el protagonista de esta nueva serie; sin embargo, podemos decir que es la cara visible del asunto que nos atañe. El origen de las construcciones de aspecto equilibrado y elegante que Robinson comparte con nosotros, tienen una eclosión visceral, caótica, incluso ansiosa, desde la cual ha ido surgiendo el orden de la obra en sí, una tensión entre ejecutante y ejecución en la que no sabemos cuál de las partes se impone.Se ha hablado de las influencias de Robinson, pero sin duda el gran crisol de aquellas pintoras tiene su origen en un período de la obra de Kasimir Malevitch fundamental para la historia de la pintura moderna. Malevitch, quien dejó escrito que en su juventud creyó que su misión como artista era representar la naturaleza lo más objetivamente posible, llevó al límite las formas geométricas en obras como “Cuadrado negro” o en “Blanco sobre blanco”. Sin embargo el artista ruso se refería a su trabajo como un “Nuevo Realismo en Pintura, hacia la absoluta creación” (título de una de sus múltiples publicaciones) Malévitch también escribió: "Las claves del Suprematismo me están llevando a descubrir cosas fuera del conocimiento. Mis nuevos cuadros no sólo pertenecen al mundo". Nuevas Realidades. Descubrir cosas fuera del conocimiento, precisamente. ¿Qué conocimiento, qué realidades, descubre Robinson en sus composiciones? Sólo él lo sabe, pero sin duda entre los hallazgos está el del acto de pintar en sí, el gran asunto de la pintura por la pintura. Quizás Emil Nolde lo entendió así tras fraguar una y otra vez telas con las vistas del mar desde la isla donde pasó sus últimos días antes de quitarse la vida. Telas que, vistas hoy, se nos muestran parte del informalismo más decidido, del expresionismo más abstracto. Se dice que Nolde se percató de esto, que supo qué vendría después. Es cuando un artista empieza a comprender hacia dónde va su obra, cuando se hace clara la certeza de no poder emprender un camino sin abandonar necesariamente otro por el cual también quisiéramos transitar. En la evolución natural del trabajo de Robinson se vislumbra un lienzo absolutamente fraguado de líneas oscuras que ante los ojos del espectador resultaría una tela cubierta de negro en su totalidad y no hablo aquí de las variaciones de la luz sobre el negro como en los trabajos de Ad Reinhardt. Un punto culminante que, cuadro tras cuadro, el pintor sentirá cercano. Por ello, intuyo que este artista, probablemente más tarde que temprano, tal hizo el propio Malevitch, volverá a la figura como objeto central de su producción plástica; o al menos, sentirá a ciencia cierta el momento en que deba decidir si retomar la figura esquiva que siempre ambicionó o seguir fraguando el camino de su propia realidad.

IVÁN FERNÁNDEZ-DÁVILA
Lima, octubre 2009.






Jairo Robinson
Construcciones
Galería de Arte de la UNIFE.
Del 04 al 13 de noviembre del 2009.

Construcciones es el titulo de la segunda muestra individual del artista peruano Jairo Robinson quien amparado en la más rigurosa abstracción geométrica, nos presenta un conjunto de obras que destacan por sus complejas configuraciones y su fino cromatismo cargado de veladas superficies y rotundas líneas negras. Los indicios de grandes vistas aéreas sugeridas por la presencia de los cuadrados y las líneas cruzadas nos hacen pensar en un misterioso mundo caótico plagado de oscuras sombras, formas flotantes y filosos contornos.
Siguiendo a los grandes maestros de la abstracción, Robinson prolonga las lecciones de Malevich, Mondrian, Kupka, Reinhardt y Newman hasta nuestros días, aventurándose cada vez más dentro de una agobiante trama lineal que resulta ser una metáfora de los días en que los hombres terminaran por desaparecer del mundo, dejando tras de si todo un gigantesco esqueleto sumergido en pesadas estructuras de concreto y hierro.

La exhibición se inaugura el miércoles 04 de noviembre a las 7: 00 pm. en la Galería de Arte de la Universidad Femenina del Sagrado Corazón (UNIFE) ubicada en el campus de la universidad en la Av. Los frutales 954, Urb. Santa Magdalena Sofía, La Molina.
La muestra permanecerá abierta al público hasta el 13 de noviembre, los horarios de visita son de lunes a viernes de 9:00 am. a 5:30 pm. Estacionamiento en el Campus.


Lima 28 de octubre del 2009.

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